Cada año por estas fechas, una cuñada se encierra en la cocina con recipientes y los ingredientes necesarios para preparar la salsa de eneldo. Guarda la receta en secreto, pero prepara frascos y frascos que, al ser una familia grande, devoramos entre todos. Pero no sólo nosotros, el boca-boca se fue extendiendo, y vecinos y amigos comenzaron a llamarle para encargarle esta salsa, que es exquisita con salmón o para aliñar una ensalada.
Sin embargo, hace dos navidades vió que la gente en vez de dos pedía un bote y se enteró de que había quien no le pedía porque le daba apuro que se la regalara, así que decidió comenzar a venderla y donar el dinero al Proyecto Pushkin.
Resultó una idea estupenda y tuvo bastantes encargos. Tantos que no le bastaban los botes que tenía por casa, así que hizo una peregrinación por los distintos chinos de Pamplona buscando los recipientes más económicos. Comenzó comprando un par o tres, pero luego los compraba de diez en diez y, cada vez que aparecía por la tienda, los chinos casi le ponían la alfombra roja y, con mucha curiosidad o quizás viendo una oportunidad de negocio, le preguntaban una y otra vez qué hacía con ellos.
A esta cuñada le gusta mucho el diseño, así que además de preparar una deliciosa salsa se ocupa también de que tenga un aspecto sensacional y con retales de tela, cuerda y mucho arte decora los recipientes.
¡El año pasado recaudamos 500 Euros con esta iniciativa!
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