El ballet es una pieza clave de la cultura rusa desde que en el siglo XVII el Zar Pedro el Grande estableciera la enseñanza obligatoria de baile a los alumnos de los colegios para la nobleza.
El ballet no perdió su importancia en Rusia ni después de la primera guerra mundial, ni con la llegada del comunismo, ni cuando la precaria situación económica amenazaba los teatros Bolshoi y Mariinski. En la década de los años veinte se experimentaron novedades tanto en la forma como en el contenido de los espectáculos, con giros y movimientos más bruscos y dramáticos y argumentos condicionados por la ideología política.
Rusia se ha mostrado durante años reticente al ballet moderno que triunfa en Europa y Estados Unidos con representantes como el español Nacho Duato. Sin embargo, cada vez está más abierta a esta rama del ballet y, según dicen los expertos, “los rasgos del nuevo ballet ruso comienzan a surgir”.
Sin embargo, el florecimiento de este arte llegó tres siglos después con el famosísimo Ballet Ruso, una compañía de ballet creada en 1907 por el empresario Sergei Diagilev, quien se hizo con los más cualificados bailarines del país y el coreógrafo Marius Petipa. Destacó desde el primer momento y dos años más tarde la compañía comenzó a realizar giras internacionales, causando gran sensación por su vitalidad, que contrastaba con la del ballet de París. En 1911 el Ballet Ruso se independizó de los ballets imperiales, convirtiéndose en una compañía independiente residente primero en el Theatre Mogador de París y más tarde en Montecarlo, París y Londres.
El ballet no perdió su importancia en Rusia ni después de la primera guerra mundial, ni con la llegada del comunismo, ni cuando la precaria situación económica amenazaba los teatros Bolshoi y Mariinski. En la década de los años veinte se experimentaron novedades tanto en la forma como en el contenido de los espectáculos, con giros y movimientos más bruscos y dramáticos y argumentos condicionados por la ideología política.
La desintegración de la Unión Soviética amenazó a muchas compañías de ballet que antes contaban con el apoyo seguro del estado. Muchos de sus integrantes, tanto bailarines como coreógrafos, retomaron su actividad profesional en otros países.
Rusia se ha mostrado durante años reticente al ballet moderno que triunfa en Europa y Estados Unidos con representantes como el español Nacho Duato. Sin embargo, cada vez está más abierta a esta rama del ballet y, según dicen los expertos, “los rasgos del nuevo ballet ruso comienzan a surgir”.
me parece interesante , sobretodo como actividad cultural integrante a la educación.
ResponderEliminardesde el punto de vista artístico